Antecedentes
Desde su fundación en noviembre de 2007, el Consorcio en Investigación Comparativa en Integración Regional y Cohesión Social (RISC, por sus siglas en inglés) ha tenido como finalidad promover e impulsar el análisis comparativo del impacto social y ambiental de la integración regional, en diferentes áreas geográficas y periodos de la historia. Para ello, han destacado los siguientes elementos para el análisis: el aspecto comparativo, la formación de redes interregionales e interdisciplinarias y la integración regional; así como aspectos vinculados con la cohesión social de los grupos que se han estudiado.
Uno de los grupos de trabajo que desde sus inicios ha formado parte de RISC ha sido el denominado “Construcción social de riesgos y desastres”, cuyos propósitos se han ido cumpliendo a partir de la participación en los Congresos anuales RISC,1 de la publicación de resultados en la serie de libros RISC que edita Peter Lang y en la revista Regions & Cohesion que desde 2011 lanzó Berghahn Books.
Los temas y espacios atendidos son diversos y abarcan una gama amplia en el espectro considerado dentro del estudio de los riesgos de desastre, de su construcción social y de la prevención. Sin embargo, tanto en las discusiones en el seno de RISC como en la literatura especializada en estos temas, el binomio explícito cohesión social-reducción de riesgos de desastre ha sido poco estudiado.
En un ejercicio anterior, publicado precisamente en la serie de libros RISC antes mencionada, exploré la relación entre capital social, prevención de desastres y estrategias adaptativas (García Acosta, 2009). En esta ocasión, y dada la invitación que me hicieran sus editores para participar en este décimo aniversario de Regions & Cohesion dentro de la sección “Leadership Forum”, consideré la posibilidad de continuar y ampliar ese análisis incluyendo el concepto de cohesión social, asociándolo al análisis de los riesgos de desastre y su reducción.
Entramos así, de nuevo, a un terreno que pretende explorar los conceptos disponibles que puedan resultar útiles para el estudio de los desastres, del riesgo y de su reducción y prevención, sobre la pertinencia de utilizar conceptos teóricos que, como el de capital social en ese momento, y el de cohesión social ahora, aún presentan considerables grados de inmadurez y de plasticidad dependiendo de la temática que se aborde.
La cohesión social y sus definiciones
En su artículo publicado en Regions & Cohesion hace unos años, el politólogo sudafricano Ndangwa Noyoo recuerda que fue el sociólogo clásico Émile Durkheim uno de los primeros estudiosos que posicionó el concepto de cohesión social como parte de un marco teórico. Con el paso del tiempo, dicho concepto ha generado numerosas interpretaciones y definiciones, algunas de ellas de utilidad para los análisis de desastres (Noyoo, 2013, pp. 98, 100).
El también politólogo Harlan Koff llevó a cabo una valiosa revisión histórica de las definiciones de cohesión social en su artículo “Social cohesion: A history of definitions rather than a defined history” (Koff, 2009, pp. 17–19), mismo que inicia con el reconocimiento, al igual que Noyoo, de que existe una enorme variedad. Ciertos enfoques subrayan las desigualdades de ingresos, otros se centran en la necesidad de crear un sentido de pertenencia común, enfocado en la superación de las fracturas raciales, étnicas, religiosas o lingüísticas en las sociedades plurales, mientras que existen definiciones que enfatizan la creación de redes sociales y su capacidad para perpetuar la unidad a partir de las conexiones que de ellas se derivan (Koff, 2009, p. 17).
Admite que la principal limitación con relación a este concepto, es que los contenidos que se le han dado se asocian con factores externos al contexto correspondiente y da varios ejemplos que resume, junto con la antropóloga Carmen Maganda, en una publicación posterior. Uno de los problemas básicos es que, por lo general, sus definiciones son regionalmente limitadas: en Estados Unidos y Canadá, cohesión social se refiere a menudo a cuestiones relacionadas con las relaciones de identidad y etnia; en Europa los debates alrededor del concepto se centran en el bienestar y en los derechos, mientras que en América Latina atienden básicamente las estrategias de lucha contra la pobreza. No obstante, existe un tema común en todas estas discusiones: el reconocimiento de la cohesión social como una herramienta política (Koff & Maganda, 2011, p. 2).
Resulta clave examinar la cohesión social, como muchos otros conceptos, de manera comparativa. Su énfasis está influido por las historias tanto locales y nacionales como, incluso, globales. Y se le debe considerar como una variable dependiente (Koff, 2009, pp. 27–28). En el caso que nos ocupa, dependiente de la variable determinante: la reducción de riesgos de desastre.
Algunas debilidades deben también atenderse, como es el caso de limitar la discusión sobre la cohesión social a la reducción de la pobreza. En una publicación reciente cuestioné la sinonimia vulnerabilidad-pobreza, particularmente en el caso del estudio de los desastres, del riesgo y de su reducción. Recordaba allí que se trata de una discusión que tiene ya varias décadas y sobre la cual el especialista e innovador estudioso sobre el desarrollo Robert Chambers, en 1989, argumentaba algo que sigue siendo vigente: vulnerabilidad no significa carencia, sino indefensión, inseguridad y sobre todo exposición a contingencias y al estrés (Chambers, 2006). Y como señalé entonces, el hecho de no distinguir la vulnerabilidad de la pobreza tiene efectos negativos, ya que desdibuja las distinciones y mantiene los estereotipos de la masa amorfa e indiferenciada de los pobres (García Acosta, 2017). Pues lo mismo ocurre cuando se trata de ceñir la discusión sobre cohesión social exclusivamente a la reducción de la pobreza o, en el mejor de los casos, a la reducción de las desigualdades. Lo anterior es frecuente en documentos emanados de organismos internacionales de atención a víctimas, como es el caso de un informe de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, titulado El futuro de la Cruz Roja en América Latina y el Caribe: los retos de la gestión del riesgo y la cohesión social. En él, a pesar de que cohesión social aparece en el título, sólo se vuelve a mencionar en el título de uno de los apartados: “Cambios en las políticas sociales: la búsqueda de la cohesión social”, y con un contenido limitado precisamente en ese sentido, ya que señala que “el principal desafío del desarrollo social y de la gobernanza democrática de la región es reducir la desigualdad y hacer frente a las dinámicas de discriminación y de exclusión […] que fracturan las sociedades y constituyen un impedimento a la cohesión social […] un concepto más amplio que alude a la superación de las desigualdades” (Federación Internacional, 2008, p. 34).
En el artículo antes aludido y publicado por RISC, en el cual llevé a cabo una revisión de la relación entre prevención de desastres y capital social, hice referencia a las estrategias adaptativas adoptadas por la sociedad, como una forma en que se manifiesta el capital social y se incrementa la cohesión social. Aclaré entonces que la cohesión social es “una noción que alude al consenso que pueden alcanzar los miembros de un grupo social en relación a su pertenencia a un plan, proyecto, aspiración o […] a una situación común”; la prevención de desastres o, en su caso, la reducción de riesgos de desastre (García Acosta, 2009, p. 128).
La reducción de riesgo de desastre y sus definiciones
El proceso de comprender, analizar y gestionar las causas y los orígenes de los desastres y de los riesgos que se acumulan y que conducen a la ocurrencia de eventos desastrosos, se conoce como la reducción de riesgos de desastre.2 En la actualidad, se identifica con el desarrollo sistemático y la aplicación de políticas, estrategias y prácticas para minimizar las vulnerabilidades, los riesgos y los impactos de desastres en la sociedad, dentro del amplio contexto del desarrollo sostenible, nos aclaran DasGupta y Shaw, quienes al igual que Koff en el caso del concepto de cohesión social, llevaron a cabo un recorrido de la evolución del concepto “reducción de riesgos de desastre” (DasGupta & Shaw, 2017, p. 14).3
La reducción de riesgos de desastre, de hecho, constituye una especie de transformación del concepto de desastre utilizado de manera aislada, mismo que a partir del surgimiento del enfoque primero denominado alternativo y más tarde enfoque de la vulnerabilidad, se fue complejizando al reconocer que los desastres no son el producto de la presencia de una amenaza natural, sino de complejas interacciones entre la sociedad y el entorno natural. La vulnerabilidad y el riesgo, con el tiempo, fueron reconociéndose como los elementos centrales en los procesos de desastre.4 Nociones similares, como el manejo de riesgos, el ciclo del manejo de desastres e, incluso el de manejo integral de riesgos, ha ido sustituyéndose por el de reducción de riesgos de desastre. En los últimos años se ha posicionado de tal manera que, incluso, ha dado lugar a toda una discusión relacionada con aquélla adoptada por el Panel Intergubernamental en Cambio Climático, IPCC por sus siglas en inglés, la de “adaptación al cambio climático”, CCA por sus siglas en inglés.5
Si la prevención de desastres, dentro de la cual se han incluido a las estrategias adaptativas, constituye básicamente una acción, la reducción de riesgos de desastre debe entenderse como una resultante. Es, en sí misma, un proceso que se desarrolla en el largo plazo y que puede ser sustentable y aceptable si se hila como parte del tejido de la vida cotidiana de la población.6 Así lo definen los editores del ya citado The Routledge Handbook of Hazards and Disaster Risk Reduction, Wisner, Gaillard y Kelman, quienes consideran dicha publicación como una exhaustiva compilación del estado del arte de los componentes de la reducción de riesgos de desastre, ofreciendo textos que cubren desastres tanto contemporáneos como históricos y ejemplos de reducción de riesgos de desastre a escala mundial. Y en efecto lo es, pues además de la gran cantidad de textos críticos y analíticos que ofrece, da cuenta de un elemento al que ya hemos aludido en otras ocasiones, y que cada vez se reconoce con más fuerza a partir de la gran cantidad de estudios que se han llevado a cabo, particularmente al sur del planeta: la denominada en inglés CBDRR: community-based disaster risk reduction. CBDRR se refiere a la reducción de riesgos de desastre cimentada en lo local, en la comunidad, en los saberes y experiencias localmente construidos. A esto volveremos más adelante.
El vínculo entre cohesión social y reducción de riesgos de desastre
Al revisar la literatura sobre cohesión social y reducción de riesgos de desastre, encontré que ambas se encuentran con frecuencia asociadas con la noción de solidaridad. Revisemos algunos casos.
Cohesión social y solidaridad
En el texto antes citado, Noyoo nos recuerda que el mismo Durkheim hace referencia justamente a la solidaridad, argumentando que las personas en sociedad tienen una conciencia colectiva que otorga al grupo solidaridad social y, a la vez, un sentimiento de ser parte de una sociedad, un sentido de pertenencia. La conciencia colectiva se deriva de la participación de las personas en actividades comunes tales como el trabajo, la familia, la educación y la religión, en suma, de hacer parte de instituciones sociales que proveen a los grupos en sociedad de solidaridad.
Durkheim utiliza las nociones de solidaridad y cohesión para describir el nivel de intensidad de los lazos sociales que hacen a los individuos parte de estructuras sociales colectivas. Así, la cohesión social actúa como una especie de “cemento social” que origina y promueve conexiones y alianzas entre los individuos en sociedad (Noyoo, 2013, p. 98 ss). En este sentido, la solidaridad social es un elemento distintivo e indisociable de la cohesión social. Por ello, existen formulaciones que insisten en la necesidad de contar con un concepto no excluyente de solidaridad, un “metaconcepto” de reconocimiento, justicia y buen juicio, que rebase el nivel puramente teórico y que se requiere para crear cohesión social (Juul, 2010).
Reducción de riesgos de desastre y solidaridad
En el apartado titulado “The circle of capacities” del capítulo teórico que Wisner, Gaillard y Kelman (2012b) incluyeron en The Routledge Handbook of Hazards and Disaster Risk Reduction, ofrecen lo que denominan “Circle of capacities”. Las capacidades las entienden como los recursos y los bienes con que las personas cuentan y de las que echan mano para prevenir, resistir, hacer frente o recuperarse de los desafíos y shocks derivados de los desastres. Así, colocan a la solidaridad como parte de esas capacidades o recursos sociales, dentro de las cuales se cuentan los lazos de parentesco y las redes sociales. La solidaridad, una capacidad que se construye y se despliega históricamente, es entonces un elemento primordial en la reducción de riesgos de desastre. Debe ser, entonces, identificada, reconocida, utilizada y reforzada, al igual que otras capacidades como las estrategias cultural e históricamente construidas y aplicadas por los grupos y las comunidades para también prevenir, resistir, hacer frente y recuperarse de los desastres (García Acosta, 2017).
En otro momento identifiqué igualmente dicha vinculación, afirmando que tanto la confianza como la solidaridad de un grupo determinado y la integración de redes al interior y exterior del grupo permiten, por un lado, evaluar tanto la afectación a todos los miembros del grupo como lo ocurrido en otros ámbitos de la propia región y, en consecuencia, optar colectivamente por las mejores prácticas ante la presencia cíclica de determinadas amenazas y los efectos e impactos producidos (García Acosta, 2009, p. 115). Las identifiqué como expresiones del capital social acumulado en un grupo humano. En términos de prevención y de reducción de riesgos de desastre, la práctica recurrente de solidaridad, necesaria para afrontar las emergencias, ha encauzado a los grupos sociales a alcanzar formas más adecuadas de prevenir, resistir e, incluso de recuperarse ante la ocurrencia de desastres asociados con amenazas naturales.
En el mismo sentido Jessica Mercer, en The Routledge Handbook of Hazards and Disaster Risk Reduction, hace referencia a la necesidad de tomar en cuenta la riqueza de conocimiento existente al interior de las “comunidades en riesgo” incluyendo la solidaridad, los cuales pueden ser utilizados para la reducción de riesgos de desastre, y cita al respecto el tsunami en Indonesia en 2004, que sirve como ejemplo de cómo puede “modelarse” la reducción de riesgos de desastre echando mano de ellos.7
Cohesión social, reducción de riesgos de desastre y resiliencia
¿Será la cohesión social el elemento que falta entre la investigación y las políticas públicas para avanzar en la reducción de riesgos de desastre e incrementar la resiliencia de las comunidades en riesgo? Por cierto, este concepto se ha reincorporado de manera relativamente reciente al discurso de los desastres y su reducción, nos dice el geógrafo Jesús Manuel Macías quien recientemente llevó a cabo un análisis crítico del uso y origen de ésta que define como una “noción politética” (Macías, 2015, p. 311). Se trata de un concepto cuya utilidad aún se mira con muchas reservas, como advertí antes, que se usa dentro del campo del riesgo y de los desastres entendiéndolo como la habilidad de los individuos o de los grupos sociales para absorber cambios súbitos. Como en sus orígenes latinos donde resiliencia significa elasticidad o fortaleza, en general resiliencia contiene un sentido positivo (Macías, 2015, p. 310). Pero hay que tener cuidado, pues existe el peligro de mirar a la resiliencia no en el sentido de expresión de fortaleza individual y colectiva de la sociedad sin negar la vulnerabilidad, sino como la alternativa a ésta (Macías, 2015, p. 313). Como señalara el también geógrafo Terry Cannon hace unos años, resulta fundamental esclarecer sus diferencias, sobre todo en el campo de la definición y diseño de políticas públicas para la reducción de desastres a nivel comunitario (Cannon, 2008).
El World Resources Institute ofrece una reflexión importante al respecto. Argumenta la necesidad de utilizar las teorías de las ciencias sociales sobre capital social y cohesión social, al considerarlas determinantes clave para incrementar la resiliencia de las comunidades afectadas por eventos atmosféricos extremosos derivados del cambio climático. Escrito por una antropóloga y una economista, el análisis se centra en casos urbanos que deben promover las redes sociales y la cohesión social en países tanto del sur global como del norte global (Baldwin & King, 2017).
En efecto, mientras las estructuras físicas son definitivamente importantes, las relaciones sociales juegan un papel fundamental en la resiliencia desplegada por las comunidades en casos de desastre, sean éstos asociados a amenazas hidro-climáticas o geológicas. La fortaleza de las relaciones de vecindad, de las redes que éstas generan y despliegan, así como de la cohesión social, determinan la viabilidad, salud y funcionamiento de la sustentabilidad social de una comunidad, tanto en la vida cotidiana como, sobre todo, en casos de desastre.8
Resulta interesante esta exploración de la asociación entre cohesión social y resiliencia en casos de desastres, que encontramos también en un trabajo llevado a cabo desde la antropología en un caso post-desastre titulado “La cohesión social como elemento de prevención”.9 Aquí la pretensión es fomentar la cohesión social como un elemento de prevención a futuras situaciones de desastre, a partir de una reflexión crítica derivada de una experiencia después de ocurrido en Chile el temblor que recorrió desde Valparaíso hasta la Araucanía, en febrero de 2010. Como en otros muchos casos, particularmente vinculados con amenazas de impacto súbito, la identidad comunitaria y la solidaridad, al igual que otros elementos componentes de la cohesión social como la que denominan “asociatividad”, surgen como respuesta inmediata a la emergencia. Pero todo ello se va “desdibujando una vez que la situación vuelve a la calma”.
Algo similar nos presentan Baldwin y King al relatar lo ocurrido en el caso que estudiaron en la India donde, durante la ocurrencia de inundaciones, los habitantes usan sus redes de comunicación informal como un sistema de alerta, así como para llamar a la atención de la emergencia y llevar a cabo tareas de rescate y limpieza en los kampung o riverside neighborhoods.
Los anteriores ejemplos parecen dar cuenta de que el diseño y adecuado manejo de redes sociales y de la cohesión es el quid de la resiliencia comunitaria. Para poder afirmarlo se requiere aún de más investigación específica y estudios de caso locales, provenientes tanto del norte como del sur globales.
Conclusiones
Con las reflexiones previas hemos apenas iniciado la exploración alrededor de la posible asociación entre cohesión social, reducción de riesgo de desastres, introduciendo al final alguna mención a otro concepto incorporado al análisis de los desastres: la resiliencia. Advertí que en el recorrido se identificó a la solidaridad jugando un papel transversal en ello.
El tema de la cohesión social, en relación con la reducción de riesgos de desastre nos interesa, en última esencia, como herramienta analítica, en tanto pueda conducirnos a interpretaciones nuevas que rebasen el nivel causa-efecto. Es claro que la cohesión social es un elemento presente en los grupos sociales y en la integración histórica de las sociedades en su conjunto. No obstante, lo que se requiere explorar es si el incremento de la cohesión social de los grupos, o su disminución, influye de alguna forma en los resultados en términos de incremento o disminución de la ocurrencia de los desastres: de la reducción de riesgos de desastre. Más allá del sentido común, y de los ejemplos que hemos encontrado que indudablemente apoyan estas conclusiones, lo cual nos indica que, a mayor cantidad de cohesión social, sería más probable preservar la integridad física o patrimonial de los grupos, tenemos que explorar cómo ocurre esto en casos históricos y contemporáneos, qué vinculación real encontramos en los ejemplos que conocemos, así como en toda una serie de evidencias empíricas que nos parece aún no se han examinado con cautela. Así, lo que he presentado hasta ahora constituye una propuesta exploratoria conceptual en la que considero hay que profundizar y, quizás, obtener una nueva herramienta para el análisis de estos fenómenos sociales de tan alta complejidad.
Se trata de vetas abiertas que aún reclaman una mayor y más profunda búsqueda, a partir de casos concretos. Será ésta una de las tareas a emprender por parte del Grupo de Trabajo “Construcción social de riesgos y desastres” del Consorcio RISC.
NOTES
Entre ellos: una conferencia en el Congreso anual RISC 2007 “Social Cohesion in Europe in the Americas”; paneles llevados a cabo en 2008 (“Comparative Perspectives on Leadership”), 2009 (“Regional reconfigurations: local, national, international changes”), 2010 (“Development, Poverty and Global Crises: Reinforcing Governance”), 2011 (“Social Cohesion: The Missing Link in Regional Integration?”), 2012 (“Globalization, Violence and Security: local impacts of regional integration”), 2013 (“Human and Environmental Security in Cross-border Regions: Multidisciplinary approaches in Latin America”), 2014 (“Political, Societal and Regional Change: Conceptual and Methodological Innovations”) y 2017 (“Desarrollo sostenible integrado y coherente”). En todos ellos se llevaron a cabo presentaciones y discusiones relativas a riesgo y desastres relacionados con el tema central de la Conferencia anual correspondiente, siempre con participación diversificada, proveniente en particular de Europa y América Latina. Cfr. http://risc.lu/eventos/?lang=es. A lo largo de estos diez años han fungido como coordinadores de este Grupo de trabajo de RISC: Fernando Briones, Jeroen Warner, Jesús Manuel Macías y Virginia García Acosta. A partir de 2017 es Dora Ramos.
Es común, sobre todo en inglés, utilizar las siglas DRR (Disaster Risk Reduction). Su equivalente en español, RRD, es menos común.
Esta definición se deriva de la que diera a conocer la oficina de la ONU, que lo incluye en su misma denominación: UNISDR, por sus siglas en inglés (United Nations Office for Disaster Risk Reduction).
Éste ha sido un recorrido largo y sinuoso, en el que han participado numerosos actores, y que aparece de alguna manera sintetizado en García Acosta, en prensa.
No entraremos en detalle aquí en esta polémica que, en términos generales, considera que DRR es más incluyente y comprehensivo en todos sentidos que CCA, y que es la base de uno de los últimos Handbooks de la serie de Rout-ledge titulado, precisamente, The Routledge Handbook of Disaster Risk Reduction Including Climate Change Adaptation, editado por I. Kelman, J. Mercer y JC. Gaillard, publicado en 2017.
En el original “if it is woven into the fabric of people´s day-to-day lives and livelihoods.” (Wisner, Gaillard, & Kelman, 2012a, p. 2)
La autora utiliza la siguiente frase: “shaping disaster risk reduction through local knowledge” (Mercer, 2012, p. 98)
Baldwin y King desarrollan sus propuestas con base en tres estudios de caso, que llevaron a cabo en un municipio en Ciudad del Cabo, Sudáfrica: Khayelitsha, en Portland, Oregon y en Surat, India.
En este caso se trató de un “trabajo de intervención” realizado en cuatro comunas de la provincia chilena de Concepción (Talcahuano, Hualpén, Tomé y Penco), como parte de un proyecto ejecutado por la Fundación Tierra de Esperanza, que fue financiado por la Comunidad Económica Europea y el Ministerio de Educación de Chile. Lamentablemente la información sobre este caso, a pesar de la riqueza que ofrece, es muy limitada (Ramos Moraga, 2012).
REFERENCIAS
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Social cohesion and disaster risk reduction: Other concepts to explore
Virginia García Acosta
Abstract: This article explores the social cohesion-disaster risk reduction binomial. This is the continuation of previous publications, published both in Regions & Cohesion and in other places, aimed at examining available concepts that may be useful for the study of disasters and risk, their reduction and their prevention. The article reviews various definitions of social cohesion and disaster risk reduction to later explore the link between them by introducing associated notions such as solidarity and resilience. These are reflections that have nurtured the Consortium for Comparative Research on Regional Integration and Social Cohesion (RISC) working group called “Social Construction of Risks and Disasters” and that, we hope, continue to nourish it.
Keywords: Disaster, risk reduction, resilience, social cohesion
Cohésion sociale et réduction des risques de désastre. D’autres concepts à explorer
Virginia García Acosta
Résumé: Cet article explore le binôme cohésion sociale-réduction des risques de désastre. Il s’inscrit dans la continuité de publications antérieures parues dans Régions & Cohésion et dans d’autres espaces dans le but d’examiner les concepts disponibles qui pourraient être utiles pour l’étude des désastres et des risques, de leur réduction et de leur prévention. L’article révise plusieurs définitions de la cohésion sociale et de la réduction des risques de désastres pour explorer ensuite le lien entre elles à travers l’introduction de notions associées comme la solidarité et la résilience. Il s’agit de réflexions qui ont alimenté le groupe de travail du Consortium pour la recherche comparative sur l’Intégration régionale et la cohésion sociale nommé «Construction sociale des risques et des désastres» et qui, nous l’espérons, continueront à le nourrir.
Mots clés: cohésion sociale, désastre, réduction des risques, résilience